El cineasta y escritor Guillermo del Toro inicia, junto con el autor estadunidense Chuck Hogan, la nueva trilogía Las Cintas de Blackwood con la novela Los Seres Vacíos, en la que sigue “la tradición de detectives ocultistas”, señala.
El mexicano explica que, “en la literatura fantástica hay un subgénero poco conocido, el del ‘detective ocultista’”, que siempre le ha cautivado desde un punto de vista personal. Cita como ejemplos a Carnacki, detective creado por William Hope Hodgson, y John Silence, creado por Algernon Blackwood.
Con esos antecedentes, Del Toro y Hogan, que ya habían coescrito anteriormente la trilogía The Strain, decidieron alumbrar un nuevo detective ocultista. Primero pensaron hacer “una nueva versión de John Silence”, pero al ver que el personaje era tan distinto, decidieron bautizarlo como Black-wood, en homenaje a su admirado autor.
De la cultura pop, la influencia más directa es la serie con el detective-reportero Carl Kolchak, que se emitió en los años 70.
“Es un personaje encantador –explica– por su aspecto terrenal y cotidiano, con un automóvil viejo, zapatos de tenis sucios y que siempre andaba corto de fondos”.
Como muchas de las películas de Guillermo del Toro, Los Seres Vacíos parte de una premisa realista, una actuación e investigación policial del FBI en la que se incrustan elementos fantásticos y de fábula.
“Para mí, lo interesante siempre ha sido ver esas historias fantásticas que sucedían en castillos o cementerios de Europa, trasladadas a mi barrio, a la clase media en México, porque resulta más interesante pensar en un zombi o un vampiro si es tu abuelo o tu hermano mayor en tu barrio, con la televisión encendida”.
La novela viaja en el tiempo entre la actualidad, los años 60 o el siglo 16, donde se sitúan los orígenes del eterno Blackwood.
La idea que subyace en esos saltos narrativos en el tiempo es que “el mal nunca muere, el ciclo de creación y destrucción es eterno”. Lo que sucede en 1960 en la novela “sigue existiendo de manera abierta o latente porque nuestra naturaleza espiritual es imperfecta”.
Según Del Toro, “conforme la trilogía avance, quedará más claro el destino y maldición que acarrea el protagonista porque a través de los tiempos tiene que salvar al mundo una y otra vez”, y siempre enfrentado a su némesis, el fugitivo Earl Solomon.
En su trilogía anterior, The Strain, un virus transformaba a las personas en vampiros. “Para un virus no existe el tiempo o la civilización, un virus nos devuelve a la Edad Media en cuestión de semanas, y creo personalmente –dice el director mexicano– que entre civilización y canibalismo hay una distancia corta”.