En mayo pasado los brasileños André Jardine y Gustavo Leal ponían en aprietos al América. Técnico y auxiliar del Atlético de San Luis, respectivamente, trabajaban codo a codo para buscar el pase a las semifinales.
Ahora, el destino los vuelve a juntar en un escenario importante como las semifinales del Apertura 2023. Pero las trincheras son distintas.
Jardine se debe como entrenador del América, mientras que Leal -que tuvo oportunidad de seguirlo en Coapa- hace lo propio con el San Luis.
¿Por qué la estima entre ambos brasileños? ¿Por qué Leal no lo siguió como fiel escudero hasta Coapa?
Sus talentos convergen gracias a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, celebrados en 2021 por la pandemia de covid.
Tras el visto bueno de Claudio Ibrahim Vaz Leal Branco, exfutbolista y coordinador de las categorías base de la selección brasileña, la dirección técnica de la Sub 23 fue designada a Jardine y un diverso elenco de auxiliares, entre ellos Paulo Victor Rodrigues Gomes (auxiliar en América) y el originario de Río de Janeiro, Leal.
Antes de los Olímpicos, André y Gustavo no eran cercanos, pero compartían vocación: el trabajo con los juveniles.
Con más experiencia, desde el 2003 André Jardine comenzó a dirigir las fuerzas básicas del Inter brasileño.
En 2013 también trabajó con la Sub 20 de Gremio para después llamar la atención de otras grandes instituciones como el Sao Paulo.
Fue nombrado entrenador del conjunto paulista Sub 20 en febrero del 2015, pero sólo dirigió cinco partidos.
Jardine recibió la encomienda del primer equipo. Un interinato que lo llevó al puesto fijo hasta inicios del 2019.
Su buena reputación con los talentos juveniles y el bomberazo con el Sao Paulo no pasaron desapercibidos en la Federación Brasileña de cara a los Juegos Olímpicos.
Dicha ruta olímpica fue exitosa. Jardine le brindaba el oro a Brasil tras imponerse a España en la final.
En México, el Atlético de San Luis -propiedad del Atlético de Madrid- no le perdió la vista a Jardine, quien fue tentado con la oferta de dirigir y traer a su gente de confianza a la Liga MX.
Tras revivir al San Luis y llevarlo en dos ocasiones a los cuartos de final, el de Porto Alegre recibió la oportunidad de agarrar las riendas del América.