Nuevas restricciones en todo el mundo aparecen a medida que autoridades intentan detener la propagación de la variante ómicron del COVID-19.
Francia cerró los clubes nocturnos durante cuatro semanas, la ciudad de Nueva York pidió un mandato de vacunación del sector privado y Hong Kong impuso requisitos de cuarentena en más países.
La tasa de pruebas positivas de Sudáfrica subió al 26.4 por ciento, pero el aumento no ha abrumado a los hospitales hasta ahora, lo que ha provocado cierto optimismo cauteloso de que ómicron puede causar una enfermedad leve. Sin embargo, expertos advirtieron que es demasiado pronto para sacar conclusiones.
La variante ha llegado a Rusia y Fiji y se está extendiendo en el Reino Unido.
El estado de Nueva Gales del Sur de Australia dijo que la secuenciación del genoma ha confirmado seis casos adicionales de ómicron contraídos por un brote en los suburbios del oeste de Sydney, lo que eleva el número de infecciones adquiridas localmente a 20.
Incluidas las llegadas internacionales, el estado ha encontrado 31 casos de la variante, ninguno de los cuales han sido ingresados al hospital, informaron funcionarios de Salud este martes.
Se cree que la fuente del brote del oeste de Sydney es un viajero que pasó un tiempo en Nigeria y llegó en un vuelo desde Doha el 23 de noviembre.