Aún en medio de la pandemia de Covid-19, los familiares de personas desaparecidas en México siguen siendo quienes cargan con la responsabilidad de realizar las búsquedas de sus seres queridos.
Son principalmente madres, esposas, hermanas e hijas de los desaparecidos quienes con palas, picos y varillas en mano exploran cerros y llanos en busca de fosas clandestinas, acompañadas o no por las autoridades.
La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP) estima que actualmente hay en todo el País 130 colectivos de familiares buscando desaparecidos.
Entre ellos está Mariposas Destellando, que empujó la exploración de un predio en Salvatierra, Guanajuato, del que se han recuperado 79 cuerpos.
Laura Curiel, coordinadora del colectivo, explicó que han hecho búsquedas en el Estado de México, Ciudad de México y Nayarit, además de Guanajuato, donde acudieron junto con la CNBP y la Comisión Estatal.
«Nos pesa más el dolor que el miedo. Del colectivo salimos todos los días a buscar; sabemos que no es un trabajo que deberíamos hacer, pero si nosotras no buscamos ¿quién lo va a hacer?», comentó en entrevista.
Ella busca a su hija Daniela Sánchez, desaparecida el 11 de marzo de 2015 en Tlalnepantla, aunque en su camino ha ayudado a otras madres.
«No nos inspira confianza el trabajo de la autoridad, por eso queremos estar ahí», explica Lucía Díaz, fundadora de El Solecito de Veracruz.
Ella refiere el caso de un predio en Alvarado, donde la Fiscalía local encontró 47 cráneos en 2017 y luego 166 en 2018, pero el colectivo no quedó conforme, en septiembre acudieron por su cuenta y han encontrado 10 cuerpos y miles de restos óseos más.