Cuando a los cinco años Joaquín vio que su padre, Christian Montecinos, le anotaba un gol al Manchester United, se le despejaron las dudas, sería futbolista.
Lo que no sabía Joaquín es que una y otra vez la desventura caería sobre su destino. La oportunidad de jugar en Primera División tardaría ocho años en los que con pico al hombro, trabajo piedra sobre piedra la oportunidad.
Hoy desde Tijuana, da seguimiento al apellido de su padre que jugó en Necaxa y Puebla, “mi papá está feliz, ha visto cómo me he esforzado en mi carrera. Para él es un orgullo gigantesco que esté en México cumpliendo mi sueño”.
Joaquín Montecinos nació en Barranquilla, Colombia, en 1995, “porque mi papá jugaba en Junior, salió campeón, pero antes de cumplir un año me fui a Chile”.
No fue una niñez fácil, Christian Montecinos trotaba por varios equipos del mundo, de Colombia a México, luego a Chile y hasta a los Emiratos Árabes, “lo veía en cada parón de pretemporada”, recuerda Joaquín.
Pero lo seguía por televisión como en el año 2000 cuando jugó su padre el Mundial de Clubes con el Necaxa y le anotó al Manchester United de tiro libre.
Es un orgullo lo que hizo, está el recuerdo de su gol al Manchester, es algo espectacular. Nunca me forzó a ser futbolista, sino que fue algo natural y traté de ocupar la presión de mi apellido a favor, porque siempre habrá gente del futbol que diga cosas malas y me acostumbré. Además mi papá me advirtió, que me iban a apuntar y comentarían de que jugaba por él”.
La evidencia más grande de que no recibió ayuda fue que, desde su debut a los 17 años en Unión Temuco en el 2012, pasó ocho años en equipos de segunda división.
El camino estuvo duro, había cosas que me frenaban, entre lesiones y decisiones fuera de mis manos. En 2015 era seleccionado sub 21 y el dueño de La Serena no me dejó salir a un equipo de Primera División, entonces hubo cosas negativas que hoy trato de aprovecharlas a mi favor. Ocho años en Segunda me dolieron, me pregunto ¿por qué no me pasó de más joven jugar en México? Así que hoy en Tijuana no tengo margen de error”.
Fue en 2019 cuando Héctor Adomaitis, exjugador de Cruz Azul y que era técnico de Deportes Melipilla, le cambió la perspectiva.