Subastarán el disco que John Lennon firmó a su asesino

La copia de «Double Fantasy» que John Lennon firmó para su asesino, Mark David Chapman, va a salir a la venta en una subasta de Goldin Auctions este lunes, con un precio mínimo de 400.000 dólares. El disco, que tiene varias marcas policiales al haber sido archivado como evidencia en el caso de homicidio, se venderá con una carta de autenticidad y un soporte de plexiglás. Fue inicialmente subastado en 1999, alcanzando el precio de 150.000 dólares, para después ser vendido por 525.000 dólares en 2003. Más recientemente, en 2010, volvió a ser subastado llegando a los 850.000 dólares. Después fue adquirido en 2017 por un anónimo que pagó 1,8 millones de dólares. Y en la nueva subasta que se celebra este lunes, se espera que el precio final no baje del millón y medio de euros.

En la tarde del 8 de diciembre de 1980, Lennon fue abordado por un seguidor cuando salió de su apartamento en el Edificio Dakota, pegado al Central Park de Nueva York. El fan llevaba horas esperando, pero estuvo a punto de no atreverse a acercarse a Lennon por los nervios. Entonces, un coleccionista llamado Paul Goresh, a quien Lennon ya conocía y que también estaba allí, le animó a hacerlo: «¡Venga! Es tu oportunidad».

El tímido fan le echó valor, y le pidió a su ídolo que le firmara su copia del álbum que acababa de publicar hacía tres semanas. A pesar de que hacía un frío terrible, el ex Beatle se detuvo y accedió amablemente (el momento fue recogido por un fotógrafo del New York Daily News), para a continuación seguir su camino hacia el estudio Record Plant para una sesión de grabación junto a su mujer Yoko Ono. Seis horas después, cuando la pareja volvió al edificio, la misma persona que les había pedido el autógrafo les esperaba agazapada entre unas plantas, con el disco en una mano y una pistola en la otra. Sin mediar palabra, salió de su escondite, miró a Lennon a la cara, y éste le reconoció y le saludó. Pero cuando el músico se dio la vuelta, le disparó cinco veces. Una bala le alcanzó en el pulmón derecho, otra, en el brazo izquierdo, otra, en el cuello y otra, en el corazón. La quinta impactó en la pared, dejando una marca aún visible hoy en día.

El asesino, un tipo llamado Mark David Chapman que sufría una tremenda inestabilidad mental (se había intentado suicidar varias veces, sin éxito), se quedó inmóvil tras el crimen y se dejó arrestar sin resistirse. Poco después se supo que el día antes del asesinato, había abordado al cantautor James Taylor, que relató así el extraño encuentro: «El hombre me puso contra la pared y estaba humedecido por un sudor maníaco, decía cosas raras sobre lo que iba a hacer, y sobre cómo John Lennon iba a estar interesado en ellas, y que iba a ponerse en contacto con él».

En medio del caos ante la puerta del Edificio Dakota, alguien encontró el disco firmado por Lennon que Chapman había dejado entre las plantas, y se lo entregó a la Policía. Ya en comisaría, se escribió el código «WJT-2» (justo encima de la firma de Lennon, sobre la cara de Yoko) para numerarla como prueba y se guardó para ser examinada por los investigadores del caso. Una vez terminó el juicio, la copia le fue devuelta a la persona que la encontró, acompañada de una carta de agradecimiento del fiscal de Nueva York. Dieciocho años después la vendió en la primera subasta del disco, antes mencionada.

Chapman fue condenado a una pena de entre veinte años y cadena perpetua por el delito de asesinato en segundo grado. En una aparición ante la Junta de Libertad Condicional neoyorquina, en 2010, el asesino dijo: «Tomé una horrible decisión al acabar con la vida de otro ser humano por mi egoísmo. Creí que matando a John Lennon me convertiría en alguien, y en lugar de eso, me convertí en un asesino, y los asesinos no son nadie».

El pasado mes de septiembre, Chapman, que ahora está casado y tiene 65 años, pidió perdón a Yoko Ono por lo que calificó como un «acto despreciable» durante una audiencia en la que se le denegó por undécima vez la libertad condicional, ya que la junta considera que «sería incompatible con el bienestar de la sociedad». En esa misma cita judicial, Chapman volvió a insistir en que mató a Lennon porque «era extremadamente famoso. No lo maté por su carácter o la clase de hombre que era. Era un hombre de familia. Era un icono. Era alguien que hablaba de cosas de las que ahora podemos hablar y eso es fantástico.

Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón, y yo estaba buscando la gloria personal, estaba siendo muy egoísta. Quiero enfatizar que fue un acto extremadamente egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella (Yoko Ono). Pienso en ello todo el tiempo». La mujer de Chapman, de ascendencia asiática como Yoko, fue quien probablemente explicó mejor las razones del asesinato: «Mark estaba muy enfadado porque Lennon predicaba paz, amor, desprenderse de las posesiones, pero tenía millones de dólares».
Chapman también dijo que «cuando tramas el asesinato de alguien y sabes que está mal, y lo haces por tí mismo, mereces la pena de muerte», y aseguró: «Si la ley y ustedes deciden dejarme aquí por el resto de mi vida, no tengo ninguna queja». Pero también recordó a sus enjuiciadores: «Lennon seguro que estaría de acuerdo en liberarme».

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