Hace 25 años, «Scream», de la mano de Neve Campbell y Courteney Cox, revitalizó el terror con su visión autoconsciente del género que era cada vez más formulista y sangriento.
Esta semana, la más reciente entrega de «Scream», protagonizada otra vez por Campbell y Cox, llega a los cines con esa misma mirada, pero ahora para mostrar su visión sobre un género que ha tomado otro camino.
Al igual que la cinta original de 1996, los personajes de la nueva «Scream» pasan buena parte de la trama intentando adivinar cuál de ellos será el próximo en ser asesinado.
Se dan cuenta entonces que el blanco de la última ola de ataques en su violenta ciudad, en California, es gente vinculada a los asesinos originales.
Uno de los personajes explica la atracción que las nuevas audiencias sienten por las «requels», películas que relanzan las franquicias con un elenco más joven ligado a los protagonistas originales.
Ante la mirada atenta de sus coestrellas más jóvenes, el actor David Arquette, también de regreso para esta producción, advierte: «Hay ciertas reglas para sobrevivir, créanme, lo sé».
La película también visita escenarios que marcaron la franquicia.
Comienza con una escena que evoca la rápida muerte de Drew Barrymore en la original, cuando atiende en el teléfono fijo una llamada del asesino antes de que aparezcan los primeros créditos de la película.
En la nueva primera escena, una adolescente de la generación Z es tan indiferente al teléfono fijo repicando que no responde.