Esperita García de Pérez recibió su primera vacuna contra el COVID-19 en mayo. Eso, junto a su fe católica, la hizo sentirse más protegida contra el coronavirus, y esperaba recibir la segunda dosis de Sputnik V, la fórmula desarrollada por Rusia, unas semanas más tarde.
Pero García, de 88 años, sigue esperando. Contrajo el virus el mes pasado y sus esperanzas de superviviencia están puestas ahora en la gran cantidad de medicamentos y en la atención domiciliaria que está recibiendo.