Nueva York es conocida por sus imponentes rascacielos que adornan el paisaje urbano. Sin embargo, hay otro aspecto menos glamoroso que caracteriza a esta ciudad: los andamios. Más de 600 kilómetros de andamios permanentes cubren sus edificios, convirtiéndose en una característica omnipresente del entorno urbano. Pero,
¿por qué Nueva York está llena de andamios?
La razón principal detrás de la abundancia de andamios en Nueva York se remonta a la Ley de Seguridad de Fachadas, conocida como Ley Local 11. Implementada inicialmente como Ley Local 10 en 1980, esta normativa surgió tras el trágico accidente de una joven golpeada por un trozo de mampostería desprendido. Desde entonces, todos los edificios de más de seis pisos deben someterse a inspecciones periódicas de sus fachadas cada cinco años. Si se detectan problemas, es obligatorio que los propietarios realicen reparaciones inmediatas, instalando andamios para proteger a los peatones.
Nueva York es una ciudad construida hacia arriba, y sus icónicas fachadas de ladrillo y piedra han sido parte de su atractivo histórico. Pero esa belleza también conlleva un costo: el paso del tiempo y los elementos afectan la integridad estructural de estos edificios, aumentando la necesidad de revisiones y trabajos de mantenimiento. Así, la Ley Local 11 no solo busca prevenir accidentes fatales, sino también preservar la apariencia única de la ciudad. Sin embargo, en la práctica, muchos propietarios terminan optando por dejar los andamios durante largos períodos, creando una sensación de obra permanente que se ha vuelto parte del paisaje urbano.