Los talibanes y sus aliados mataron a más de 100 exmiembros del anterior gobierno afgano, personal de seguridad y otras personas que trabajaron con las fuerzas internacionales, según denuncias recogidas en un informe de la ONU rechazado por los fundamentlaistas islamistas.
El informe describe severas restricciones a los derechos humanos por parte de los nuevos gobernantes de Afganistán.
Eso se suma a asesinatos políticos y la supresión del derecho a la protesta y de los derechos de las mujeres.