Lionel Messi cumple 38 años y mantiene el hambre de victorias y títulos, además de su magia sobre la cancha. El lunes contra el Palmeiras en el Hard Rock Stadium, en Miami, se ofreció entre líneas, escondiendo la pelota, viendo lo que los demás no ven. Siendo, en definitiva, lo que siempre fue: un jugador aparte, una estrella que gana partidos y campeonatos.
Aunque esta vez no marcó, su influencia volvió a ser clave para el Inter Miami, cuyo juego orbita alrededor del 10. Y nadie duda que, si el equipo pasó a octavos del Mundial de Clubes 2025, la mayor hazaña de su breve historia, se lo debe en gran parte al rosarino.
«Es un líder en el campo y fuera del campo», resumió el domingo su entrenador, Javier Mascherano. «Si queremos competir, tenemos que seguirlo».