A Emilio Lozoya Austin, testigo colaborador de la Fiscalía General de la República (FGR), no le gustó que el juez del caso Odebrecht le recordara que huyó de México en mayo del 2019.
Conforme transcurrió la audiencia en la que se ratificó la prisión preventiva justificada que enfrenta desde el mes de noviembre pasado, quien fuera director de Petróleos Mexicano (Pemex) no tuvo problema en manifestarlo pues cada vez que el juez de control, Artemio Zúñiga desechaba cada argumento de su defensa para modificar la prisión por un brazalete electrónico, como el que una vez tuvo, los gestos de Lozoya su lenguaje corporal reflejaban desaprobación.
Durante los sesenta minutos que duró la audiencia, la actitud del testigo colaborador reflejaba su enojo cuando escuchaba un rotundo no a la posibilidad de cambiar la medida cautelar de la prisión preventiva justificada por la del brazalete.