Los demócratas llevaron el caso de juicio político contra el ex Presidente Donald Trump al Senado, con lo que se concretó un paso más de cara al histórico proceso, el cual se programó para que dé inicio el próximo 8 de febrero.
El único cargo de acusación en contra del otrora Mandatario de Estados Unidos es el de «incitación a la insurrección» -en referencia a su discurso previo al asalto al Capitolio en D.C. el pasado 6 de enero-, y los fiscales de la Cámara de Representantes hicieron hoy la tradicional caminata hacia el Senado con el fin de entregar la imputación.
Pese a que en jornadas previas se observó un ambiente de división al interior del Partido Republicano, los legisladores conservadores han comenzado a suavizar sus cítricas contra Trump, y algunos, incluso, han cuestionado si las repetidas acusaciones infundadas del ex gobernante sobre un supuesto fraude electoral realmente constituyeron una incitación.
John Cornyn, senador republicano por Texas, por ejemplo, condenó que el Congreso abra la puerta para celebrar juicios políticos en contra de ex funcionarios y reflexionó en torno a la posibilidad de ampliar esta práctica.
«¿Podríamos volver y juzgar al (ex) Presidente Obama?», ironizó, al tiempo que aseguró que Trump ya ha rendido cuentas a causa de su proceder. «Una forma en nuestro sistema de ser castigado es perder una elección».
Los argumentos en el juicio del Senado -donde se necesitarán dos tercios del pleno para emitir una condena- comenzarán la semana del 8 de febrero, y el caso contra Trump, el primer ex Presidente de EU en enfrentar un juicio político, podría poner a prueba a un partido que todavía está en preparación para la era de Joe Biden.
