El Obispo de Nuevo Casas Grandes monseñor Jesús José Herrera Quiñones, responsable de “Dimensión Episcopal de la Vida” de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) envió un comunicado este domingo 5 de septiembre en donde llama a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a que reconozcan la objeción de conciencia entre el personal médico del país y no se imponga el aborto.
“La vida inicia en el momento de la concepción, debe ser reconocida en todas las etapas y merece la misma protección de la Ley ante acciones que pudieran atentar contra su integridad”, expresó.
El purpurado enfatizó en una carta dirigida a la opinión pública que “la dignidad humana y los derechos fundamentales no son una cuestión de votación, sino de reconocimiento y respeto.
Y agregó, “el ciudadano no está obligado en conciencia a seguir las prescripciones de las autoridades civiles si éstas son contrarias a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio”.
Textualmente el comunicado de prensa dice lo siguiente:
Comunicado ante el análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación de asuntos relacionados con el derecho humano a la vida, el abordo y la objeción de conciencia
A la opinión pública:
Estamos en una época de cambio y experimentamos una crisis en torno a muchas situaciones de la vida humana. Vemos una pérdida en el sentido de Dios que termina en una pérdida del sentido del propio hombre; el individualismo que lleva a no fijar la mirada en el otro, sobre todo el que sufre o es más vulnerable llegando incluso a descartarlo; el relativismo moral y ético que abre las puertas a graves atentados contra la vida y la dignidad humana.
Se ha sabido que este lunes 6 de septiembre de 2021 se tiene previsto que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación discuta tres asuntos relacionados con el reconocimiento del derecho humano a la vida en la Constitución de Sinaloa, con la pena por el delito de aborto en el estado de Coahuila y con el derecho humano a la objeción de conciencia en la Ley General de Salud.
Recordemos que la dignidad humana y los derechos fundamentales no son una cuestión de votación, sino de reconocimiento y respeto.
Desde la dimensión vida de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y en comunión con los demás obispos de México, con humildad y claridad en este momento de dificultad, zozobra, ambigüedad e incertidumbre nacional en relación a la cultura de la vida, queremos recordar que el ser humano, hijo de un padre y una madre, cuya vida inicia en el momento de la concepción, debe ser reconocido en su dignidad en todas las etapas de su vida, y merece la misma protección de la ley ante acciones que pudieran atentar contra su integridad. La conciencia es el sagrario íntimo del ser humano (cf. GS, 16) y no puede forzarse a alguien a actuar en contra de los dictados de su conciencia.
Somos conscientes que “nuestro querido pueblo sufre los embates, cada vez más constantes, de la cultura de la muerte y se enfrenta a una serie de desafíos que, como pastores, estamos llamados a iluminar y dar, así, “razón de nuestra esperanza” (1 Pe. 2,15)” (Declaración conjunta de los Obispos de México sobre el don de la vida y la dignidad de la persona humana).
Confiamos en que la pauta que guiará la resolución de los Ministros de la Suprema Corte sea la de la justicia que da a cada quien lo suyo, y en este caso otorgue la protección equivalente a la madre y al hijo no nacido, sin discriminación por su grado de desarrollo.
Del mismo modo, reiteramos nuestra confianza en que sea reconocido el derecho fundamental a la objeción de conciencia del personal de salud para no verse obligado a participar en un acto que atente contra sus convicciones personalísimas o contra su fe.
Dimensión Episcopal para la Vida recuerda que “el ciudadano no está obligado en conciencia a seguir las prescripciones de las autoridades civiles si éstas son contrarias a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas o a las enseñanzas del Evangelio” (CEC, 2242, CDSI, 399).
Encomendamos a Santa María de Guadalupe, Madre de nuestra patria y custodia de la vida, que vele por todos los mexicanos en todo momento y lugar, en especial por los que están sufriendo los embates de esta pandemia, y que toque los corazones para que acojamos con amor especial al descartado, al más frágil, inocente y vulnerable.