Impactado por las restricciones que impiden a sus seguidores acompañar al equipo en sus partidos fuera de casa, el Chelsea pidió que los cuartos de final de la FA Cup en Middlesbrough (segunda división), se juegue a puerta cerrada, provocando la ira del club de Yorkshire pero también de sus propios seguidores.
El club londinense tenía derecho a 4.500 billetes en el Riverside Stadium, donde tendrá lugar el partido.
Pero antes de ser golpeado el jueves por las restricciones ligadas a la congelación de los activos de su propietario ruso, Roman Abramovich, que le impiden entre otras medidas vender nuevas entradas para los partidos en casa y en el exterior, los londinenses sólo habían recibido entre 500 y 600 plazas.