¿La ONU como “mañanera”…?

Por

Sergio Armendáriz

“…Nacionalismo aldeano ante la ONU…?

 ¿Realmente a que va AMLO a la ONU en unos cuantos días…? ¿En efecto hablará sobre Corrupción en pleno desfondamiento de la corona “Fifí de la 4T”, en el manoseado asunto de un Emilio Lozoya ya en frustrada prisión…? O bien a exhibir su “cosmopolitismo aldeano” que con tanto énfasis presume un día sí y otro también? Jorge Castañeda plantea con su saber irónico acostumbrado las siguientes ideas que sin duda enmarcan las posibilidades y riesgos discursivos que representa para el país el desfogue verbal que llevará a cabo nuestro personaje en Nueva York, a no ser que se le controle a través de la lectura de un texto bien meditado y pulimentado por algún asesor que delimite los alcances verbales y argumentativos que necesariamente deben diferenciar el escenario controlado y festivo de una mañanera, respecto al sobrio y racional espacio discursivo de una Asamblea de la ONU.

  Nuestro amigo Jorge nos expresa en tal sentido lo siguiente:    “…En su deshilvanado discurso demagógico el presidente se “consagró” recientemente con sus afirmaciones delirantes sobre la “derechización” de la UNAM y su pérdida de sentido popular, el repudio a los derechos humanos, el feminismo, el ecologismo y la protección de animales, que según él son una especie de cortina de humo inventada por el neoliberalismo para alentar el saqueo del país y del planeta…” “…Todo esto sin contar el fiasco del Sistema Nacional Anticorrupción, producido en alto grado por su mesianismo justiciero…”

  Continúa Jorge en su argumentación, “…Sería interesante saber qué piensan al respecto de esos terroríficos gazapos quienes apoyaron a AMLO en 2018 o lo siguen apoyando hoy. Pero es más interesante entender de dónde llegan semejantes idioteces a la mente de un personaje que es todo menos que un idiota. La respuesta es que vienen de lejos. Lo he comentado muchas veces desde que llegó López Obrador a la presidencia. En primer lugar, se trata de una serie de ideas que son producto de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM de los años setenta. Fue allí que tuvo lugar la etapa fundacional del “pensamiento” de AMLO: marxismo primitivo, nacionalismo revolucionario simplista, mentalidad maniquea de la Guerra Fría.  Es sabido también que para AMLO, los derechos humanos son un instrumento para atacar a países como Cuba o México, para distraer la atención, para desviar la mirada. No son, en su cosmovisión, una causa intrínsecamente válida y noble. No cree en ellos…”

   “…Este argumento explica porque López Obrador se ha rehusado a recibir a activistas de Amnistía Internacional y de Human Rights Watch. Los altos funcionarios de su gabinete no han acudido a las reuniones anuales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Alejandro Encinas tiene un compromiso personal con el tema, pero su ascendencia dentro del gobierno es reducida, y ahora es el subsecretario encargado de un invento. Su jefe sigue lidiando la Guerra Fría: sigue enfrascado en los combates de los años setenta y ochenta; sigue pensando que siempre hay algo más importante que los derechos humanos…”  “…Lo bueno y es necesario felicitar a López Obrador por ello, es que estamos en plena temporada de salidas de clóset del presidente: Cuba, derechos humanos, medio ambiente, feminismo, nacionalismo ramplón. Ya nadie puede llamarse a engaño…”

   ¿A qué va López Obrador a la ONU? A dictar cátedra sobre un tema que le apasiona, pero que no practica. Un tema que lo persigue y fue ariete efectivo durante sus múltiples campañas, pero que no se traduce en política institucional de su gobierno. Para los críticos: el 83 por ciento de los contratos otorgados por esta administración, según el portal gubernamental de transparencia, se ha entregado por asignación directa, sin concurso ni licitación.

   AMLO desestimó, entre sus muchos errores, instalar la Fiscalía Anticorrupción al principio de su sexenio, por considerarla muy cara. Pensó que con su sólo discurso y “barrer las escaleras de arriba para abajo” sería suficiente para terminar con un cáncer enquistado en todo nivel de gobierno. Tres años después, la historia le demuestra lo contrario: combatir la corrupción requiere de políticas claras, transparentes, descentralizadas, todo lo contrario a su gobierno, que puedan ser fiscalizadas desde distintos órganos y por diferentes actores; requiere de investigación y seguimiento puntual con penas y procesos ejecutados por ministerios públicos autónomos y por jueces especializados. Nada de eso existe en México, que por el contrario, pacta con criminales para el uso faccioso y político de la justicia.Tamaño ridículo del caudillo presumiendo al mundo algo que en este país no existe.

   Sin duda que estos elementos de juicio impactan en la reflexión sobre la coyuntura discursiva actual en la que tendrá importantes comportamientos verbales AMLO. Para México será llamativo lo que hable su presidente en la ONU, lo trascendente estará por verse en el momento que lea su pieza discursiva. En ese sentido, ¿AMLO por fin tendrá un rendimiento expositivo a la altura de un verdadero Jefe de Estado, o bien continuará por la resbaladiza y peligrosa pendiente propia de un escenario de laberinto patológico de paranoia y megalomanía…? 

   Seguramente viviremos para contarlo.

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