Josh Allen firma contrato de más de 300 MDD con Bills

A lo largo de la historia, la NFL ha sido testigo de historias improbables, de ascensos meteóricos y de jugadores que reescriben el destino de una franquicia. Josh Allen es una de esas raras especies: un quarterback con la fuerza de un cañón, la agilidad de un receptor y el carácter de un líder natural. Su recompensa ha llegado en forma de un contrato de 330 millones de dólares por seis temporadas con los Buffalo Bills, convirtiéndose en el pasador mejor pagado de la liga, solo por detrás de los 60 millones anuales de Dak Prescott. Un cheque con ceros interminables para el hombre que ha convertido a Buffalo en una potencia.

El camino de Allen nunca fue el de un niño prodigio con becas garantizadas. Nacido en Firebaugh, California, creció en una granja y fue ignorado por los programas de élite. Sin ofertas de universidades grandes, pasó por el Junior College antes de ser reclutado por Wyoming, una escuela con escasa relevancia en el mundo del futbol americano. Allí mostró su talento, pero con una etiqueta: ‘demasiado crudo’. Los expertos dudaban de su precisión y su procesamiento de juego en la NFL.

Pero los Buffalo Bills vieron algo distinto. Apostaron por él en la séptima selección global del Draft 2018 y se embarcaron en un proyecto de desarrollo que, seis años después, ha dado frutos extraordinarios. Allen transformó su mecánica de pase, trabajó obsesivamente en su lectura de defensivas y evolucionó de un pasador errático a un torbellino ofensivo.

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