El Ejército israelí permitió por primera vez esta semana a la prensa internacional acceder a la localidad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, desde que comenzara hace dos meses una incursión militar que ha dejado cientos de muertos y más de un millón de desplazados.
En un recorrido que llegó al centro de la ciudad, a bordo de vehículos militares descubiertos, el pool con los periodistas internacionales empotrados de la Asociación de Corresponsales Extranjeros, pudieron ver la devastación que afecta a gran parte de la infraestructura de la localidad, con edificios abandonados y semidestruidos, y montones de escombros junto a la carretera.
Apenas 50 mil personas permanecen en la ciudad de los más de 1.4 millones que se refugiaron ahí tras el comienzo de la guerra, según las estimaciones de la ONU.
Con la llegada de los tanques israelíes a Rafah, muchos gazatíes se desplazaron a puntos como la zona costera de Al Mawasi, catalogada por Israel como “zona humanitaria”, y que también ha sido atacada, o a los barrios de Jan Yunis, donde el Ejército este martes retomó los bombardeos y ha emitido órdenes de evacuación.
Según el Ejército, el grupo islamista palestino Hamás utiliza la infraestructura civil para enmascarar sus operaciones, lo que obliga a los soldados a atacar con gran intensidad las áreas civiles del enclave.
“Hamás lo construyó todo en barrios civiles entre casas, entre mezquitas, entre la población, para crear su ecosistema del terror”, dijo a la prensa el principal portavoz militar, Daniel Hagari, durante el recorrido, que tuvo lugar el miércoles.
En sus operaciones, los soldados han descubierto kilómetros de túneles utilizados por los milicianos palestinos para almacenar armamento o preparar emboscadas.