Odrín se siente frustrado: hace 17 años emigró de Haití a República Dominicana, pero una xenofobia histórica y las trabas burocráticas de un sistema migratorio cada vez más restrictivo le hacen replantearse su vida ahí, aún cuando sus opciones son limitadas.
República Dominicana y Haití comparten una isla que algún día se conoció como La Española; sin embargo, pese a su cercanía territorial, los contrastes en cuanto a seguridad, economía, calidad de vida y derechos humanos son abismales en estas naciones del Caribe.
Mientras en República Dominicana hay estabilidad, en gran medida gracias al turismo, Haití sufre una crisis de violencia por la que muchas personas buscan migrar al país vecino.
El problema para ellos es que la administración de Luis Abinader, que se reeligió como presidente en los comicios del pasado domingo, endurecieron las deportaciones contra los haitianos.