«…Terca realidad «mata» fake news…»
Una participación de 7% es un fracaso completo de MoReNa, de López Obrador y de la Suprema Corte. Si esto es lo que buscaban o no; si no es del todo la culpa de cada uno de ellos por completo sino parcialmente de los 3; si logran echarle algo de la culpa al INE o no; el hecho es que difícilmente podría haber un porcentaje de participación más bajo que 7%. O si se prefiere, 93% de los mexicanos empadronados nos abstuvimos de votar. Parece difícil imaginar un peor resultado.
En este punto, es difícil sacar conclusiones inmediatas sobre las lecciones del domingo 1 de agosto para el 21 de marzo del 2022. El hecho de que el presidente, el gobierno, su partido y sus simpatizantes no hayan podido sacar a votar ni a la cuarta parte de sus electores del 2018, ni la mitad de los de Morena en el 2021, no significa que no puedan hacerlo en el 2022. En este descalabro, mucho contó la pregunta confusa o francamente absurda de la Suprema Corte. La pregunta del año que entra será muy sencilla: no solo ordinaria, no solo si o no, sino finalmente ¿quieres que se quede López Obrador o que se vaya?
La indiferencia de los votantes mexicanos hacia la consulta es una derrota incluso mayor que la que sufrió el oficialismo en la Ciudad de México y otras zonas urbanas del país el 6 de junio. Lo es porque, hace dos meses, Morena y sus aliados pudieron reponerse de aquel descalabro haciéndose de 12 de las 15 gubernaturas en juego. Sin embargo, a reserva de ver los números finales de este ejercicio, el vacío que se hizo a la petición del Presidente ocurrió a nivel nacional y fue categórico.
La tercera parte de quienes votaron por la coalición oficialista el 6 de junio pasado, menos de la cuarta parte de quienes dieron su sufragio a Andrés Manuel López Obrador en 2018 o la séptima parte de quienes acudieron a las urnas hace apenas dos meses, sin olvidar ni mucho menos que de lo que se considera como “base dura y leal a AMLO”, es decir, apróximadamente la cantidad hoy de 15 millones de potenciales votantes, se quedó muy distante de los al parecer 7 millones que tentativamente pudieran haber sido de cuño AMLOísta o de militancia fiel a MoReNa y que acudieron a la célebre “consulta del presidente” a depositar su voto.
Ése fue el tamaño de la participación en la consulta popular de ayer. Entre 6.6 y 7.2 millones de personas acudieron a votar, poco más de siete por ciento del listado nominal, de acuerdo con el conteo rápido que dio a conocer anoche el Instituto Nacional Electoral (INE). No hay otra forma de calificar lo sucedido sino como fracaso.
Pero los sondeos demostraron a Palacio Nacional que el esfuerzo se había desinflado mucho antes de llegar a las boletas. De allí que ni siquiera López Obrador se haya tomado la molestia de quedarse en Ciudad de México para convertir en una pieza mediática su visita a las urnas. Sus reacciones de este lunes muestran que ya ha comenzado a separarse del resultado puntual, para referirse mayormente al valor “pedagógico” futuro que tiene esta primera experiencia.
La naturaleza misma de la consulta fue modificándose en el proceso de aterrizaje, de tal manera que lo que iba a ser una toma de posición de los ciudadanos sobre la corrupción personal de los ex mandatarios, se convirtió en un referéndum sobre los crímenes de Estado y sus responsables. De allí que muchos activistas de derechos humanos, incluso críticos del obradorismo, apoyaron la propuesta en los últimos días, considerando que constituía un espaldarazo para iniciar procesos en contra de los presidentes en materia de desaparecidos, asesinados y violación de derechos humanos durante sus respectivas administraciones. Una vertiente que no estaba en la propuesta original de AMLO y probablemente tampoco es de su agrado.
Este presidente “jefe permanente de campaña”, seguirá como destino fatídico polarizando, si en esta consulta le falló nuevamente su populista intención, sin duda que tendrá que echar toda la carne al asador para la del 21 de Marzo del 2022, dejando aun mas de lado la ya de por sí vapuleada administración federal.
Debemos agregar de manera devastadora para el caso específico de Chihuahua en los resultados de la “consulta de AMLO”, que fue la entidad federativa que arrojó el resultado mas bajo en cuanto a los porcentajes de votación: un patético 3.26% de concurrencia en la votación respectiva, sin duda, este penoso resultado es en los hechos una severa advertencia de lo que ocurre hoy con MoReNa en nuestro norteño estado, el divisionismo que se avecina en un aglomerado organizacional que ni es todavía un real partido con estructura, pero ya desdibujó con mucho su original perfil de movimiento social, hace prever que su futuro específico en la entidad estará siendo sacudido mayormente por las células, tribus o bandas que actualmente habitan o parasitan a la criatura política de AMLO.