La Federación Española de Futbol (RFEF) anunció el despido del entrenador de la Roja femenina Jorge Vilda, como «una de las primeras medidas de renovación» tras el escándalo por el beso forzado de Luis Rubiales a la jugadora Jenni Hermoso.
La RFEF «decidió prescindir de los servicios de Jorge Vilda», personaje cercano a Rubiales, «como director deportivo y seleccionador nacional femenino, cargo, este último, al que accedió en 2015», indicó.
La continuidad de Vilda pendía de un hilo por su cercanía con Rubiales, a quien aplaudió cuando el ahora suspendido presidente de la RFEF afirmó sorpresivamente que no dimitiría del cargo durante una asamblea de la Federación.
La cercanía la evidenció el propio Rubiales, cuando en ese discurso propuso prorrogar el contrato de Vilda al frente de la Roja femenina y aumentar su sueldo a medio millón de euros al año.
Vilda también había sido criticado por 15 jugadoras de la selección en septiembre de 2022, quienes afirmaron entonces no querer seguir vistiendo la camiseta de la Roja mientras él siguiera al frente el equipo, ya que se estaban produciendo «situaciones» que afectaban a su «estado emocional y personal» y a su «rendimiento».