Los líderes del G7 se comprometieron este domingo a ayudar al mundo a atajar la pandemia de coronavirus, frenar el cambio climático y enfrentar los desafíos planteados por China y Rusia, en la clausura de una cumbre que buscó mostrar su renovada unidad.
Al término de tres días de intensa agenda en su primer encuentro en persona en casi dos años, en una idílica playa del suroeste de Inglaterra, los jefes de Estado y de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, publicaron una ambiciosa declaración de intenciones.
Esto incluye la obligación de dejar de financiar centrales térmicas de carbón en el extranjero a finales de este año.
El anfitrión británico Boris Johnson, que planteó el combate al cambio climático como una prioridad de la cumbre antes la celebración en noviembre la conferencia cumbre de la ONU sobre el clima en Glasgow, aseguró que el G7 quiere «impulsar una revolución industrial verde a nivel mundial para transformar nuestra forma de vida».
Sin embargo, los ecologistas criticaron unas promesas que consideraron insuficientes.
«Sin un acuerdo para poner fin a todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles -algo que debe hacerse este año si queremos limitar el peligroso aumento de la temperatura global- este plan se queda muy corto», denunció el director de Greenpeace en el Reino Unido, John Sauven.
Vacunas, recuperación y derechos humanos
La cumbre abordó también la respuesta a la pandemia con una declaración para ayudar a prevenir futuras crisis sanitarias y la promesa de donar mil millones de vacunas del covid-19 a países desfavorecidos, empezando este agosto y terminado en 2022.
Por su parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, hizo hincapié en la necesidad de ayudar a los países en desarrollo a remontar la crisis económica provocada por el coronavirus, advirtiendo sobre el riesgo de que haya «recuperaciones peligrosamente divergentes».