Las elecciones más tensas y polarizantes en la historia de Estados Unidos han producido escenas jamás vistas: manifestantes armados afuera de las oficinas donde se están contando los votos.
Algunos portan escopetas, otros, pistolas, y algunos incluso fusiles semiautomáticos tipo militar.
Los que van armados son apenas una minoría entre los muchos manifestantes que acuden a esos locales.
Y no están haciendo nada ilegal, ya que las leyes en esos estados -Arizona, Nevada y Michigan- permiten el porte abierto de armas de fuego.
Sin embargo, expertos y activistas advierten que la presencia de militantes ultraderechistas armados -también ha habido izquierdistas, pero muchos menos -podría crear un ambiente de tensión y hostilidad, llevar a intimidaciones e incluso la violencia.