Aquel 3 de agosto

Por Ethan Tejón Herrera.

Analista

 

Dos años después del atentado terrorista en el que fallecieron vecinos y connacionales en nuestra ciudad aledaña de El Paso, Texas; el dolor y las heridas siguen abiertas.

Todavía recuerdo aquel fin de semana, en el cual fallecería una veintena de personas, a manos de un joven estadounidense con posturas ideológicas abiertamente racistas y homicidas.

Aquel día, me encontraba trabajando en el lado juarense, mientras tanto tenía a un familiar muy cercano laborando en el lado texano.

En aquel momento parecía ser un día normal como cualquier otro, hasta que me topé con una nota de un portal digital, que indicaba la irrupción de un hombre armado en las inmediaciones de Cielo Vista, además se mostraba una fotografía de una víctima tendida en el suelo.

Momentos después, no recuerdo exactamente cuánto tiempo transcurrió; me topé nuevamente con información al respecto de aquel asalto armado en un almacén de la compañía Walmart.

En esta ocasión, era noticia de primera plana. Había leído en el portal digital de El Diario de Juárez, que al menos había 18 fallecidos y contando.

En ese momento, intenté comunicarme con mi familiar y por suerte no se encontraba en el lugar de los hechos. Siendo que acostumbraba a realizar sus compras en aquella sucursal.

En ese momento al igual que muchos, jamás pensamos que algo así pudiera suceder y más en medio de la pacífica convivencia binacional que tenemos ambas naciones.

El joven perpetrador no conocía nuestros lazos de amistad y cercanía entre ambas naciones. Si lo hubiera sabido de antemano, dudo que haya manejado 18 horas seguidas para intentar cortar nuestros lazos a la fuerza.

Aquel joven nos veía como invasores y cómo profanadores de su nación. Un sentimiento compartido por miles de estadounidenses que en aquel entonces se encontraban en sintonía con trumpismo.

Fue aquel tres de agosto, el día en el cual nuestra vecindad estuvo a prueba, pero cómo era de esperarse, sus eslabones seguirán unidos y más fortalecidos que nunca. Cómo comunidad no debemos olvidar lo qué pasó aquel día, en el cual las balas intentaron borrar siglos de historia, identidad y armonía entre la población hispana y la estadounidense.

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