La videoconferencia es perfecta en su recepción, imagen y voz nos expresan con enorme claridad la perspectiva académica del intelectual y docente de la Universidad de prestigio fundada por los jesuitas y radicada en la imponente Ciudad de México, la Teoría política y la Historia del pensamiento filosófico se dejan notar con la luminosidad de un profesional que dedica largo tiempo de su vida a explicar las motivaciones inmediatas y profundas del comportamiento político, en esta ocasión aborda los ecos de una elección que ciertamente y de manera fundamental consolidó al acosado INE gracias a la participación ciudadana, pero que sin embargo, “cubre” por tiempo incierto circunstancias graves de tipo legal, como es el caso específico de Chihuahua,“…Es el típico tiempo de las euforias y las frustraciones en las dimensiones de la política, momento de reconocer que las campañas electorales de este año alcanzaron un nuevo nivel hacia la baja, tanto por la calidad general de los candidatos como por la severa anemia intelectual, programática y política de sus propuestas. De no ser por la polarización inducida de manera inescrupulosa por AMLO a nivel nacional, incluyendo los agravios torpes cometidos contra la población del estado grande, como lo fue el avieso manejo del “problema del agua”, más la estrategia de furia linchadora mediática en contra de Javier Corral en el caso propio de Chihuahua, seguramente las “intermedias” no habrían tenido la presencia ciudadana que afortunadamente observaron. Ante esto y de manera lógica, la ciudadanía democrática suele pensar que el problema son “los políticos”, esos entes venales que, movidos por la ambición y la avaricia, controlan los antros de perdición generosamente subsidiados a los que llamamos “partidos”. “Todos son iguales” es la conclusión muy legítima a la que, cual amantes decepcionados, llegan muchos ciudadanos…”
“…Chihuahua no ha sido la excepción a lo anterior, sin embargo, se agrega una circunstancia muy severa y ominosa que mancha las euforias de los hoy candidatos triunfantes, es decir, existen procesos legales pendientes, incluso candidatos prácticamente electos aun bajo la sospecha propia de vinculaciones a proceso o de exoneraciones opacas de desafueros cómplices. En el contexto del estado de Chihuahua se expresa aparte de la referida polarización, un escenario concreto en dos candidaturas concretas que están sujetas a inquisiciones legales en curso, ante los también bajo sospecha Tribunales de Justicia del estado…”
“…Es de observarse que una democracia enferma solo puede producir campañas de baja calidad, que no interesan a los ciudadanos ni mueven a los políticos a la acción. Los candidatos que se agitan al ritmo del reguetón en TikTok o que cierran campañas con bandas populares o “populacheras”, no son entonces el patógeno que causa la enfermedad, sino más bien las formas de vida que surgen en un cuerpo que hace tiempo perdió su salud. Una democracia enferma solo puede producir campañas de baja calidad. Atrás quedaron los días en los que la receta para hacer una campaña mínimamente decente era fácil: pregúntale a la gente cuáles son sus tres principales problemas, plantea algunas propuestas sensatas para atender esos problemas y a partir de ahí crea slogans y promesas de campaña que vamos a comunicar en discursos y spots de radio y televisión para que el votante nos prefiera. Ese modelo de comunicación política está completamente quebrado porque los tres problemas de la gente no solo no se han resuelto, sino que han crecido exponencialmente en número y gravedad. Es lógico que, al ser los mismos problemas, las propuestas y promesas de todos los candidatos tiendan a ser las mismas entre sí y, además, las mismas que en la elección anterior, y la anterior y la anterior. Por eso no hay quien crea ya, político o ciudadano, que el tema central de una campaña son las propuestas y nadie espera que “fortalecer a las policías”, “apoyar al campo”, “proteger a la mujer” o “brindar crédito a las PYMES” sean factores diferenciadores en las votaciones. Los ciudadanos dejaron de escuchar y de creer y los políticos, organizados en un oligopolio cerrado y financiado con cuantiosos recursos públicos, no tienen la necesidad o los incentivos para cambiar esta situación, a esto agreguemos el claro surgimiento del fenómeno de los gobernantes, que, en la diferenciación mediática digital de cultivo en redes sociales, ya se empiezan a nombrar como los nuevos “nativos digitales”, que merecen comentario aparte…”
“…Los casos específicos de los electos María Eugenia Campos Galván, “Maru”, en el concurso por la gubernatura, así como el de Cruz Pérez Cuellar en el correspondiente a la alcaldía de Ciudad Juárez, marcan con toda contundencia este fenómeno que hoy parece ser dejado de lado por los reacomodos de las clientelas del “nuevo” poder en ciernes. Los procesos jurídicos penales pendientes por su involucramiento en posibles o reales desfalcos al patrimonio público, específicamente conocidos como la “nómina secreta”, están siendo desplazados en un escenario de populismo electorero, buscando la desmemoria con el aplastamiento de los votos frescos. A nadie parece importar hoy la vigencia de la Ley como prioridad civilizada sobre la enferma democracia y la tóxica política partidista y el populismo que, como tal, en el poder, puede identificarse también como una patológica campaña electoral permanente…”
“…Todo lo engulle el interés y los apetitos de poder inescrupulosos, la demagogia, el discurso polarizante y agresivo que convence a la gente de que para resolver los problemas hay que encontrar y castigar culpables en vez de pensar en soluciones tuvo un papel central en esta campaña, no solamente en Chihuahua sino en el país entero, es el fenómeno del “profeta encarnado” el que desde su discurso de odio político populista diario, ha fomentado profundamente la prioridad de la política sobre el derecho. El podio presidencial se ha convertido en la principal, aunque no la única, fuente de discurso demagógico en México. La propaganda diaria que se emite desde Palacio Nacional, en clara violación a la Constitución y la ley, solo ha afianzado al resentimiento como la emoción dominante en una mayoría de ciudadanos. La narrativa que simplifica la realidad culpando de todos los males del país a las élites malvadas que traicionaron al pueblo bueno sigue generando una fuerte resonancia emocional entre los electores, tal como lo demuestra la todavía muy estable intención de voto por el partido oficialista a nivel federal. El poder de este discurso sigue siendo tal, que muchos ciudadanos están dispuestos a refrendar su apoyo a la incompetencia y el abuso de poder del presente, a cambio de la intensa satisfacción emocional que les brinda pasar de víctimas a verdugos de quienes les fallaron en el pasado. La oposición ha quedado atrapada en la imposible tarea de tratar de explicar que los errores y excesos del ayer eran menos extendidos, graves y nocivos que los de hoy. Y se sabe que, en política, quien explica pierde. En Chihuahua, se conjuntó el desprecio justo al populismo depredador de AMLO, con el cultivadísimo, injusto e intenso odio fóbico en contra de Javier Corral, a quien seguramente la perspectiva histórica reivindicará, es decir, se presentaron o crearon dos polos de resentimiento y revancha como motores de promoción del voto ciudadano…”
“…Al tiempo que la demagogia populista o corrupta de odio terminan por ser las fuerzas dominantes en nuestra política, un fantasma pavoroso se pasea con impunidad, el crimen organizado se revela como el otro gran ganador de nuestra enferma y enfermiza democracia. Al parecer no importa, en ese sentido, los que llegan al poder ya se preocuparán en elaborar justificaciones burdas o alambicadas, enmarcadas en las culpas heredadas del pasado, así como en interpretaciones y posturas misóginas o bien en pretendidas persecuciones políticas o en ambas, para publicitar su muy probablemente simulada conciencia social de servicio público, seguramente reposando en la discreta actitud de que “tiempo les sobra” para sentarse a atender este penoso y grave asunto.