Jessica Murillo es hondureña y se ha refugiado en el piso de una amiga porque su vivienda en Alfafar (España) está anegada de barro. No tiene tiempo para retirar el lodo porque necesita limpiar otras casas: “no puedo dejar de trabajar, soy madre soltera“.
Esta conmocionada por lo que ha visto desde que, hace una semana, el temporal que azotó Valencia entró en tromba en su casa y se lo llevó todo por delante. Pero no tiene tiempo de lamentarse, debe seguir trabajando porque no puede arriesgarse a quedarse sin empleo, como le ha pasado a algunas de sus compañeras limpiadoras.
Las lluvias mortales de España han golpeado pueblos y barrios de clase trabajadora, con viviendas construidas demasiado cerca de zonas inundables, habitadas en un alto porcentaje por migrantes, en su mayoría colombianos, que trabajan principalmente en restauración, limpieza, cuidado de ancianos, construcción o reparación.
Más de 34 mil colombianos y cerca de 12 mil hondureños residen en las zonas afectada por el temporal, según los últimos datos oficiales, entre otros muchos latinoamericanos.
El temporal, el peor vivido en España en lo que va de siglo, ha dejado hasta el momento 217 muertos -entre ellos un matrimonio británico, una ciudadana venezolana, un colombiano, un ecuatoriano, dos chinos-, un número indeterminado de desaparecidos y decenas de miles de damnificados.