Una columna de hombres armados y con casco avanza lentamente detrás de un blindado hacia la escuela de policía de Draveil, en las afueras de París, durante una simulación de un ataque terrorista a gran escala organizada la semana pasada.
Una hora antes, cuatro asaltantes encapuchados y con fusiles de asalto han penetrado en el edificio principal de la escuela, un castillo del siglo XIX ahora sacudido por gases lacrimógenos y el estruendo de las granadas.