Filtran parte de «En agosto nos vemos», la novela póstuma de García Márquez

Horas antes de que llegue a librerías, algunas páginas de “En agosto nos vemos”, la novela póstuma de Gabriel García Márquez, circulan en redes sociales y en otros medios.

En un PDF de 71 páginas, que ya ha sido reenviado muchas veces a través de WhatsApp, ya se puede conocer seis capítulos de la trama de la esperada novela cuyo lanzamiento está programado para mañana.

El relato, que cierra la obra literaria de uno de los escritores latinoamericanos más leídos en el mundo, es descrito como “un canto a la vida, a la resistencia del goce pese al paso del tiempo y al deseo femenino”.

¿De qué se trata la novela?
Según Penguin Random House España, el libro cuenta la historia de Ana Magdalena Bach quien cada mes de agosto, “toma el transbordador hasta la isla donde está enterrada su madre para visitar la tumba en la que yace. Esas visitas acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año”.

“En agosto nos vemos” arranca con el siguiente párrafo:

“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y como único equipaje un maletín de playa. En la fila de taxis del muelle fue directo a un modelo viejo carcomido por el salitre. El chofer la recibió con un saludo de amigo y la llevó dando tumbos a través del pueblo indigente, con casas de bahareque, techos de palma amarga y calles de arena ardiente frente a un mar en llamas. Tuvo que hacer cabriolas para sortear los cerdos impávidos y a los niños desnudos que lo burlaban con pases de torero. Al final del pueblo se enfiló por una avenida de palmeras reales donde estaban las playas y los hoteles de turismo, entre el mar abierto y una laguna interior poblada de garzas azules. Por fin se detuvo en el hotel más viejo y desmerecido.”

La historia detrás de su publicación
Ya desde 2003 el autor de Cien años de soledad compartió en algunos medios un adelanto de esa obra que entonces se encontraba escribiendo.

Años después, según han contado sus herederos, el mismo autor declaró que no funcionaba y pidió que la desecharan.

Los borradores fueron conservados por su familia y, cuando en 2014, decidieron vender el archivo del escritor a la Universidad de Austin, Texas, esos papeles formaban parte de ese tesoro documental.

Ahí permanecieron hasta que, hace dos años, sus hijos Rodrigo García y Gonzalo García Barcha revisaron la novela y decidieron publicarla.

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