‘Señor, te pedí una celda decente, no un palacio’… El proceso emprendido por Anders Behring Breivik contra el Estado noruego a propósito de su régimen carcelario reveló unas condiciones de detención envidiables para muchos presos del mundo… e incluso, para muchas. El extremista que mató a 77 personas cuenta con tres habitaciones privadas, cotorras y una Xbox.
Desde 2022, Breivik cumple su pena en un recinto de alta seguridad de la prisión de Ringerike, a orillas del lago que baña la isla de Utøya donde asesinó a 69 personas, en su mayoría adolescentes, el 22 de julio de 2011. Un mes antes había detonado una bomba en Oslo que causó otras ocho víctimas.
El ultraderechista de 44 años dispone de tres habitaciones individuales (una celda de vida, una de estudio y una de gimnasio) en la planta superior. En la inferior cuenta con una cocina, un salón con una videoconsola, un comedor y una sala para visitas, todas ellas compartidas (pero nunca simultáneamente) con otro detenido.