A 62 años de la entrada en funcionamiento de la primera central nuclear comercial, Alemania cerró sus tres últimos reactores nucleares y culmina así el abandono de este tipo de energía, un viejo compromiso a veces incomprendido en un contexto de urgencia climática.
Con esto, la primera economía europea abrió un nuevo capítulo energético, de cara al desafío de prescindir de las energías fósiles al mismo tiempo que gestiona la crisis del gas desencadenada por la guerra en Ucrania.
A la medianoche, las centrales Neckarwestheim, Isar 2 y Emsland fueron desconectados de la red eléctrica.
“Los riesgos vinculados a la energía nuclear son definitivamente no manejables. El abandono de la energía nuclear hace que Alemania sea más segura”, dijo la ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke.
El gobierno alemán acordó un aplazamiento de varias semanas respecto a la fecha prevista inicialmente del 31 de diciembre, posteriormente la estableció para el día de ayer.