El presidente centrista Emmanuel Macron pone a prueba el jueves su impulso reformista en Francia, que se prepara para vivir una jornada de «infierno» con una importante huelga contra el retraso de la edad de jubilación a 64 años.
El gobierno quiere retrasarla de 62 a 64 años y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una pensión completa, dos medidas que cristalizan el rechazo de la opinión pública. Más de seis de cada 10 personas se oponen, según un sondeo de OpinionWay publicado este martes. Un 61% de los encuestados considera «necesaria» una reforma, pero no esta, y un 58% apoya las protestas.
«El nivel de apoyo a la movilización es importante, por encima de la media (…) Todo dependerá de la dinámica del movimiento y la batalla que nos espera es incierta», dijo el vicepresidente de la empresa de sondeos, Bruno Jeanbart, al diario Les Échos.
El presidente de la segunda economía de la Unión Europea (UE) convirtió esta reforma en un eje clave de su segundo mandato, máxime cuando el covid-19 le obligó a aparcar un primer intento.
Los ocho principales sindicatos esperan «millones» de huelguistas y manifestantes. «Hace años que no vemos una semejante movilización», dijo a la radio RFI el secretario general de FO, Frédéric Souillot. La última gran movilización sindical unitaria tuvo lugar en 2010 cuando el gobierno del conservador Nicolas Sarkozy propuso y aprobó retrasar la edad de jubilación de 60 años a 62 años.