Miles de personas acompañaron este miércoles con aplausos y lágrimas en los ojos el traslado del féretro de Isabel II del Palacio de Buckingham a la capilla ardiente en Londres, donde continuará el homenaje popular hasta su funeral y entierro el lunes.
Con puntualidad británica, la comitiva que acompañó el féretro, cubierto con el estandarte real, flores y la corona imperial, partió a las 14:22 (13:22 GMT) de Buckingham, su morada oficial en Londres durante su largo reinado y al que ya no volverá.
El ataúd, trasladado en un afuste tirado por caballos, recorrió durante unos 40 minutos unas abarrotadas calles de Londres, seguido a pie por Carlos III y sus hermanos Ana, Eduardo y Andrés, así como por los hijos del nuevo monarca, William y Harry.
Meses atrás, miles de londinenses se congregaron en esas mismas calles para celebrar el Jubileo de Platino de la reina. Ahora, aplaudieron y, con lágrimas en los ojos, intentaron contener la emoción de decir adiós a quien fuera su guía durante siete décadas.