En su empeño por reivindicar la prisión preventiva oficiosa en los términos actuales, el presidente Andrés Manuel López Obrador emprendió una nueva andanada de descalificaciones contra el Poder Judicial: “Si estuviese moralizado no tendríamos nada de qué preocuparnos, pero sigue siendo el Poder Judicial de tiempos atrás, caracterizado por la corrupción; con honrosas excepciones”. Fue más allá: “hablando en plata, no resisten cañonazos”.
En la conferencia mañanera del martes sostuvo que los bloqueos registrados en Zacatecas durante el fin de semana fueron provocados por el enfrentamiento entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa. El incendio de vehículos forma parte de una nueva estrategia de propaganda, aseguró, pero ofreció garantizar la paz, para lo cual anunció que la próxima semana realizará la reunión del gabinete de seguridad en esa entidad, donde ya existe un plan de pacificación.
Su arremetida contra la judicatura surgió sin mediar pregunta: “Tengo mucho respeto y confianza al fiscal y al presidente de la Corte y a algunos ministros. Pero la mayoría de los integrantes del Poder Judicial no son gente caracterizada por la honestidad. Hablando en plata, no resisten cañonazos, no resisten las tentaciones, o son representantes de grupos de intereses creados, no representan al pueblo, desprecian al pueblo; es una vida como artificial, donde el pueblo no cuenta. Es una burbuja”.
López Obrador criticó la construcción de una estructura judicial propicia para preservar reformas como la energética, porque consideró que los jueces defienden a grupos de intereses creados y a empresas extranjeras, como parte de un andamiaje legal que se elaboró para defender las privatizaciones y que sigue intacto.