En tan solo cuatro años Bad Bunny pasó de trabajar en un supermercado a dominar el panorama musical colocándose en los primeros lugares de las listas de Spotify y Billboard.
Bad Bunny nació en Vega Baja, una ciudad que está a unos 45 minutos de San Juan, en una familia de clase media baja con los padres que trabajaban para mantenerlo a él y a sus hermanos menores, Bernie y Bysael. Su padre conducía camiones y su madre enseñaba inglés.
Quisó ser cantante desde muy pequeño, pero no creció escuchando música urbana. Según contó a la revista New Yorker, no podía darse el lujo de comprar en los grandes almacenes de música y, en ese entonces, Tego era el único reguetonero al que su madre lo dejaba escuchar en la estación Top 40 cuando iba de camino a la escuela, pues según ella, “si lo suenan ahí es porque era bueno”.
No fue hasta después que Benito escuchó el reguetón de masas, cuando tuvo acceso a los discos que se vendían en las paradas de las urbanizaciones populares y se intercambiaban en los estacionamientos de las secundarias de San Juan.
Era adolescente, y mientras trabajaba en un supermercado, comenzó a hacer “beats” y a improvisar en su habitación, junto a sus amigos, algunos de los cuales siguen siendo sus colaboradores más cercanos.
Dejó de estudiar para dedicarse a la música, y el trap fue el género que lo arropó. Periodistas aseguran que fue Bad Bunny quien le dio forma al género para convertirlo en una experiencia y espectáculo innovador.
“Ese era mi diario vivir desde chamaquito, imaginar y dejar que la mente se manifieste y, si tengo una idea de algo, al menos intentarlo”, recuerda el propio Bad Bunny en un documental de poco más de diez minutos donde cuenta sus primeros pasos en la música.