Novak Djokovic, número uno mundial de la ATP, fue declarado ciudadano de honor de un pequeño pueblo de Montenegro, dos semanas después de que fuera deportado de Australia debido a su estado de vacunación.
Varios centenares de personas se congregaron frente al Ayuntamiento de Budva, un balneario situado a orillas del Adriático, para trasmitir en persona su apoyo al serbio, de 34 años.
«Budva está con Novak«, rezaba una pancarta. Mientras Djokovic se abría paso entre la multitud, los asistentes empezaron a corear «Nole, Nole«, su apodo en los balcanes.
El tenista, acompañado de sus padres, descartó hablar con los medios de comunicación.