Sergio Armendáriz
“…La UNAM al cazo populista de AMLO…”
El Circo de la 4T y su histrión protagónico ya abrieron otra pista de confrontación y odio, ya no solamente se trata de una persecución política de Estado en contra de Científicos del Conacyt, ahora las baterías de odio populista se enfocan ni más ni menos que sobre la Máxima Casa de Estudios de la Nación, sí, de la mismísima UNAM. AMLO no conoce de filtros ni de límites, arremete con todo el desparpajo que su ignorancia permite, su capacidad de enemistarse es realmente de antología y cada vez luce sus resentimientos aldeanos más a flor de piel.
Sabido es que el populismo desconfía de los saberes probados y repetidamente comprobados, la ciencia o ciencias, los conocimientos validados o legitimados por las comunidades de expertos le causan a este tipo de gobierno o ejercico del poder un verdadero escozor, al populismo le incomoda la inteligencia porque es el antídoto a la manipulación de sus amplias clientelas, el saber científico es siempre una amenaza para aquél que quiere dominar o lograr hegemonía a partir del sustento opaco de la ignorancia.
Ciertamente, en el caso específico de AMLO la política es voluntad y teatro. El cambio para él consiste en refundar a la nación desde la magia de su carisma incomparable, por eso escenifica y teatraliza, centraliza la atención de la nación todas las mañanas, pretende concentrar todas las riendas del poder e imponer su yugo a cualquier entidad institucional que ejerza algún rango de autonomía a sus ojos y oídos indeseable. Ya había intentado demoler o al menos colonizar algunos órganos autónomos adscritos a la lógica funcional del Estado mexicano.
Hoy triplica o quintuplica o eleva a la “ene” potencia su apuesta de intervencionismo y colonización al fastidiar de manera cretina a su misma Alma Mater, esa misma institución que le toleró una fosilización de su condición de estudiante a lo largo de 14 años, por supuesto me refiero a la UNAM. Ignoro como harán para justificarle este comportamiento verbal que a primera vista parece bastante imbécil, sus corifeos que lo ternurizan como su cabecita de algodón, cada vez es menos sencillo justificar tanta impertinencia.
Este personaje que tanto se vanagloria de su sencillez y la exhibe en cualquier oportunidad, este amante del poder que es un insufrible vanidoso de su estrechez, este franciscano del streaming mañanero y de su pastosa modestia, en verdad alardea de una megalomanía aldeana que siente como parte sustancial de su encanto, para AMLO qué tanto puede importar arremeter contra la UNAM, cuando se ofrece al país como el Cuarto Padre de la Patria. A la altura de la primera aparición de Hidalgo, sonando las campanas de la Independencia; luego vino Juárez, vencedor de un imperio y fundador del Estado laico, apareció después Madero, quien dio la vida por el sueño de la democracia. Ahora viene el carismático AMLO para completar el mural con la fundación de la medio olvidada patria amorosa, eso sí que es grandeza ante los ojos del Mesías Tropical, que tanto vale una neoliberal Universidad que le ha dado a México esa “cosa rara” llamada Libertad de Cátedra.
A este AMLO que hoy con alarde de ignorancia desconoce los diversos tiempos de la historia mexicana, por supuesto seguramente del mundo entero, que además en insólito exabrupto tacha de neoliberal y conservadora, según su tropical entender a la UNAM, que recibe actualmente a diario a alrededor de 380 mil alumnos y que es Alma Mater de muchas de las grandes inteligencias cultivadas de la patria, este personaje una vez más exhibe su incapacidad manifiesta para ser un hombre de Estado, tampoco serlo de un hombre de la Nación, AMLO solamente finca su mito en su hambre de arribar a la futura y grandiosa historia de bronce, seguramente que al mirarse al espejo en arrobamiento narcisista, ya se admira como si contemplara su viviente leyenda. México es él.
Tienen plena razón los distinguidos Académicos de la UNAM que acaban de firmar un desplegado público que refiere de manera explícita el “hecho de que las críticas de AMLO se hacen desde el desconocimiento más burdo”, la verdad es que ya no es posible expresarlo de otra manera, ya ante estas conductas patológicas de comunicación se hace necesario por elemental ética pública hablarlo con la verdad. AMLO ya colocó en su cuento mañanero a la UNAM como una mas de las sombras conspiradoras que lo amenazan, esto no es otra cosa que un reflejo continuado de su entendimiento de la historia precisamente como un cuentito rumiado de los buenos contra los malos, donde cualquier sutileza de juicio es imposible. A AMLO no le interesa la letra fina y sugerente, únicamente y con toda la tosquedad posible le importa la letra de bronce, lógica interpretativa en la cual etiquetar es mas importante que entender. Tampoco debemos olvidar que AMLO es básicamente un esclavo de frases hechas, tal y como lo afirma Jesús Silva Hérzog Márquez, es un fraseócrata: “…Más que aferrarse a una visión de la economía y de la historia, el presidente se engancha a ese sustituto de pensamiento que son sus sentencias. Ante cualquier cuestionamiento, ante cualquier percance, ante cualquier sorpresa fastidiosa acude a la boca del presidente un reducido acervo de frases hechas. Oraciones selladas que el presidente repite como si invocara la protección de sus propias certezas. (…)las palabras se petrifican en fórmulas. Las frases hechas exhiben una cabeza que ha dejado de pensar. Un cerebro repite fórmulas secas porque no se aventura a contrastar su prejuicio con la realidad…”
A la UNAM, como a todo el bulto maniqueo de su dicotómica conciencia, ya le arrimó el marbete de neoliberal, por lo tanto y en el fondo ya resulta irredimible, a no ser que permitan la intervención santificadora de AMLO, que al sacudirla tal y como lo dijo a la vez le inocule sus gotas bautismales de la 4T, imponiendo la presencia de sus nuevos apóstoles al estilo de Paco Ignacio Taibo II o bien de Epigmenio Ibarra. No debemos olvidar que contrario a neoliberal, todo lo que toca o se describe como transformador está ya fuera de toda sospecha demoniaca, AMLO de ninguna manera es un reformista ni un revolucionario, tampoco es liberal ni encabeza un gobierno de izquierda, tampoco en sentido estricto es hidalguista ni juarista, ni maderista, ni cardenista, lo que realmente resulta ser es un “exorcista”, cabeza visible de un proyecto de restauración autoritaria, militarista y mocha. Lo que realmente el tabasqueño pretende es extirpar los espíritus malignos de una era maldita. Hoy toca el turno de exorcizar a la UNAM, su propia Alma Mater.
Jugando con el lenguaje y los símbolos, a lo que resulta tan afecto el personaje que es actualmente presidente de México, respetando totalmente a dos Instituciones Educativas beneméritas de nuestro país, permitiéndome la licencia literaria que otorga la metáfora, creo que podría afirmarse que AMLO mas que en un espíritu populista orgulloso de pertenencia se identificara con las “Aguilas” de la UNAM, pudiera mejor ser adscrito a los “Burritos” del IPN, también en respeto absoluto a la dignidad de los animales, ciertamente diferentes al uso linguistico metafórico.
Vaya un poderoso Goya por la UNAM.