En el vigésimo aniversario del 11-S, Estados Unidos ha dado por finiquitada la era de las grandes intervenciones militares en otros países, con el cierre de la guerra en Afganistán, para entrar en la época de “la disuasión integrada” frente a sus grandes competidores, China y Rusia.
El propio presidente estadounidense, Joe Biden, lo dijo nada más dar por concluido el repliegue de Afganistán: se acabó rehacer o reconstruir otras naciones; Estados Unidos no quiere volver a mandar grandes contingentes militares a otros países para luchar contra el terrorismo o proteger la democracia, porque está a otra cosa.
Aun así, el repliegue estadounidense de Afganistán ha sido tan desastroso que está por ver si afectará los planes de Washington. La profesora de la Universidad de Syracuse Kristen Patel, experta en programas analíticos y de Inteligencia, considera en declaraciones a EFE que todavía es temprano para saberlo.