Crónicas del Poder
«…Al despertar, el dinosaurio aún seguía ahí…»
Pues al parecer el “Duartismo” ataca de nuevo. Seguramente con la dirección “estratégica” y el apoyo financiero que proviene desde las jugosas arcas de diverso cuño del exgobernador hoy preso en una cárcel de Miami, las piezas se empiezan a remover nuevamente en el tablero del ajedrez político del estado de Chihuahua. A la vista del triunfo del enclave duartista reconocido políticamente en los personajes de María Eugenia Campos Galván, “Maru”, en la gubernatura y de Cruz Pérez Cuellar en la alcaldía de Ciudad Juárez, ante la aparente parálisis de los procesos legales existentes en contra de la gobernadora electa así como de los pendientes en relación a las demandas sobre irregularidades existentes en el proceso electoral reciente, ante el cobijo impune de MoReNa otorgado de manera cómplice a Pérez Cuellar en su proceso de desafuero, así como en el letargo de la extradición pendiente del mismo Duarte en los EU, se observa de manera clara el ataque a Javier Corral a través de un cretino proceso legal levantado por causal de “daño moral” exigiendo 3 mil millones de pesos como pago por indemnización sobre el gobierno del estado de Chihuahua, así como el “extrañamiento” realizado con recomendación por parte de la CEDH, respecto al “daño moral” causado a la hoy gobernadora electa por las críticas de Javier Corral al hacer observaciones por el proceso de imputación legal pendiente que la mencionada gobernadora electa tiene hoy vigente.
Este fenómeno de Duartismo envalentonado se da de manera clara ante la inminencia de la partida de Corral al término formal de su mandato constitucional, en “armonía” con el trabajo de zapa y linchamiento de la prensa que típicamente y en todo momento no ha dejado su condición lacayuna para con la marca del amo del personaje oriundo de Balleza, se ha lanzado en coyuntura pretendidamente crítica para tratar de influir en la ya permanente inminencia de extradición latente del exgobernador de Chihuahua preso, posiblemente en el cálculo de la “debilidad” política de Corral en su momento de terminación de mandato. No hay duda de que estos asuntos de “daño moral”, en los personajes implicados suenan a teatro chusco, en el caso de Duarte no hay quien dude a estas alturas que aquella expresión del “vulgar ladrón” le viene como “anillo al dedo”, y en el de María Eugenia Campos Galván, “Maru”, la sombra de la sujeción a proceso de imputación vigente impide lamentablemente verla con la pureza inocente de una persona con tierna sonrisa de “colegiala”.
Al respecto, el propio Corral lo ha externado así, “…Se ha dejado de ver la importancia de que alguien sea honesto o no lo sea en el ejercicio del gobierno…” “…Me opongo a colocar como premisa fundamental de la lucha por el poder, a la trinchera de la corrupción o el cinismo como método o el olvido de un pasado de dignidad, de valores y principios. Este PAN está en su peor época, este PAN ya no se come…” En el mismo sentido ha referido este asunto de Duarte del “daño moral” como una bofetada o afrenta más al pueblo de Chihuahua, como un ardid legaloide más también para intentar enturbiar los procesos penales pendientes. Sin duda, este rebrote de envalentonamiento del Duartismo operando como agrupación mafiocrática, manifiesta acciones concertadas y dado su innegable éxito electoral, impulsa una acción detractora que busca repartir también los beneficios a facturar a la próxima administración estatal en los ámbitos financieros y políticos.
Quizás a este “movimiento estratégico envolvente”, en su cálculo posible, únicamente le faltó el cumplimiento de una “minucia” de coyuntura: la inesperada y para la percepción común insólita actitud obsequiosa del poderoso presidente AMLO hacia el gobernador Javier Corral en su reciente presencia en Ciudad Juárez, así como el reforzado renombramiento del “Compañero-Camarada-Comisario” Superdelegado del Bienestar, Juan Carlos Loera de la Rosa, notorio y notable hijo político entrañable de López Obrador.
