La procuradora Fiscal de la Federación, Grisel Galeano García, explicó que el casino utiliza a personas físicas, muchas veces jóvenes, amas de casa o jubilados, a quienes se les roba la identidad o se les engaña para mover dinero dentro del modo de operación de las redes de lavado de dinero detectadas.
Según la funcionaria, los recursos de origen ilícito se dispersaban mediante tarjetas prepagadas o códigos electrónicos, que se usaban para apostar en línea o en establecimientos físicos, y luego se transferían a cuentas en el extranjero para ser blanqueados en paraísos fiscales.
En muchos casos, las personas cuyos nombres y cuentas eran utilizados no estaban conscientes de participar en una actividad ilegal, ya que sus datos eran obtenidos mediante robo de identidad o suplantación digital.
Los fondos, una vez “premiados” o declarados como ganancias en los sistemas de los casinos, eran transferidos a empresas fachada o intermediarios financieros que operaban desde distintos países, lo que dificultaba su rastreo y facilitaba su reinserción en el sistema financiero mexicano.
Además, las autoridades detectaron que algunas plataformas tecnológicas no supervisadas permitían que los flujos de dinero circularan a través de criptoactivos y pasarelas de pago internacionales, generando una capa adicional de opacidad.


