Una tragedia familiar precedió a la devastadora muerte de Marshawn Kneeland, liniero defensivo de los Cowboys que se suicidó el miércoles, pues desde hace un año lidiaba con la pérdida de su madre, Wendy, justo antes de que el defensivo fuera seleccionado en el Draft de la NFL.
Marshawn, quien murió el miércoles por la noche a los 24 años, llevaba las cenizas de su madre en un collar, manteniendo vivo su recuerdo y su apoyo mientras cumplía su sueño de toda la vida: convertirse en un Cowboy de Dallas.
“Tenía problemas de salud y cosas así, pero no ponían en riesgo su vida. Ella siempre estuvo ahí para mí en el futbol americano. No querría que yo me sumergiera en lamentaciones. Quería que siguiera mis sueños”, dice en una entrevista con Fox en agosto de 2024.


